sábado, 8 de noviembre de 2008

Entrevista Jorge Herralde (Año 2002)

Jorge Herralde

Por

Luis García



Introducción.- Publicó Jorge Herralde, director y editor de la Editorial Anagrama, sus Opiniones
mohicanas en medio de una fuerte expectación, si tenemos en cuenta que se trataba de una compilación de artículos y reflexiones que en muchos casos habían visto la luz en diferentes medios escritos. Su experiencia personal con muchos de los autores de su Editorial (Ignacio Martínez de Pisón, Enrique Vila-Matas), sus homenajes a otros colegas y su decidida defensa de la edición independiente, hacen que sus Opiniones mohicanas sean algo mas que un libro.


Luis García.- La publicación de sus Opiniones mohicanas, supone una especie de revisión de su etapa como editor. ¿Cómo fueron los inicios de Anagrama?.

Jorge Herralde.- A la vez difíciles y muy estimulantes. Coincidimos un grupo de editores más
amigos y cómplices que competidores, luchando contra la censura, descubriendo territorios inéditos, colmando enormes lagunas culturales. Una travesía muy excitante si no te quedabas en el camino .


L.G.- Su bautismo de fuego se produjo en México, allí presento en sociedad sus Opiniones mohicanas. ¿Por qué tan lejos?.


J.H.- Dos grandes amigos mexicanos, Sergio Pitol y Juan Villoro, que conocían muchos de mis artículos me insistieron en que los reuniera para la publicación inmediata y la presentación en la Feria de Guadalajara, dedicada a España. Así que recogí buena parte de ellos, los ordené y los editó Aldus, una pequeña editorial independiente mexicana que hace unos libros muy cuidados.



L.G.- Y después, en contra de lo esperado y cuando muchos creían que se publicaría en Anagrama apareció en Ediciones El Acantilado, otra editorial independiente aunque mucho mas joven que la suya. ¿Qué le hizo decidirse por ella?.


J.H.- La edición de El Acantilado contiene algo así como un tercio de textos nuevos con respecto a la de Aldus. Entre otros, faltaban textos sobre autores tan fundamentales como Álvaro Pombo, Soledad Puértolas, Esther Tusquets, Antonio Tabucchi o Hans Magnus Enzensberger. Aunque El Acantilado es, en efecto, joven, su editor es Jaume Vallcorba, que publica desde hace años en catalán con el nombre de Quaderns Crema, editorial que había elogiado a menudo en mis textos. Entre sus autores figuran, por ejemplo, Quim Monzó y Sergi Pàmies, que luego salen en Anagrama, traducidos al castellano.


L,G.- Anagrama, y en concreto usted, siempre serán recordados, mal que les pese a algunos, como los descubridores de talentos fundamentales para entender la literatura española de los últimos veinticinco años. Pero, ¿recuerda cual fue el primer título que editó la Editorial?.


J.H.- Tenían que salir simultáneamente tres colecciones: dos en castellano, "Argumentos" y "Documentos", y una en catalán, "Textos". Por razones de censura y problemas de producción, se produjeron ciertos retrasos; el primer título publicado, en abril de 1969, fue L'ofici de viure, la traducción al catalán de los diarios de Pavese, mientras que el primer título en castellano fue Detalles, de Hans Magnus Enzensberger, en mayo del mismo año.



L.G.- ¿Qué sintió cuando lo vio en las librerías?.


J.H.- Imagino que lo que sentirá cualquier editor. emoción, asombro. Y en casa, a solas, lo miraba y remiraba, lo tocaba: en fin, fetichismo sin recato


L.G.- Hay en el catálogo de Anagrama, autores e hitos fundamentales para entender el por qué desde sus comienzos fue una Editorial seria con clara vocación de pervivencia, y con una visión casi erudita del futuro. (La apuesta por valores como Alvaro Pombo, Martínez de Pisón,... etc). ¿Hasta que punto algunos de estos escritores fueron una apuesta personal de Jorge Herralde?.

J.H.- La gran mayoría de los títulos publicados por Anagrama - excepto ensayos muy especializados (lingüística, antropología, etc.) y algunos títulos aislados - han sido apuestas personales. En cuanto a los autores españoles, sin excepción, he decidido su publicación al leerlos personalmente. En muchas ocasiones, por fortuna, ha habido autores que se han convertido en imprescindibles; en otras, la apuesta no ha dado resultados tan fructíferos. Pero pienso que el balance no está nada mal. De todas formas, adivinar que un manuscrito es valioso no es difícil para un lector avezado; algo más complicado es alentar una carrera, contribuir a difundir la obra de un escritor valioso pero en sus inicios minoritario, configurar un catálogo.


L.G. En estos tiempos de globalización, en los que parecía que las Editoriales pequeñas llevaban camino de desaparecer engullidas por los grandes grupos, es curioso ver como sobrevive Anagrama, oponiendo calidad literaria a cantidad de volúmenes editados. ¿Cree suficientemente entendida por los lectores esta estrategia?.


J.H.- Precisamente Anagrama sobrevive, en buena parte, gracias a la fidelidad de aquellos lectores que se fían de la calidad de los libros de la editorial.


L.G.- ¿No observa cierto peligro en la concentración de Editoriales?. ¿No se corre el riesgo de que se controlen las ideas?.


J.H.- En efecto, la concentración de poder es peligrosísima en todos los ámbitos, político, económico, cultural. La búsqueda del máximo beneficio conduce a productos de fácil digestión y venta rápida, a la pauperización cultural: ningún misterio



L.G.- Otro acierto de la Editorial, fueron las Bibliotecas de Autor (Vladimir Nabokov, Patiricia Higsmith...) y los Premios que llevan su nombre, uno de los mas respetados del panorama literario precisamente por su independencia. Respetado, si, pero ¿siente que está suficientemente valorado?.


J.H.- Se trata de un premio con un único objetivo, la calidad literaria, independientemente de su calidad. Y aunque se hayan premiado títulos resueltamente minoritarios, pienso que en la lista de ganadores y finalistas está representada una parte no desdeñable de la mejor literatura en lengua española de las últimas décadas. Desde Pombo y Pitol en sus inicios hasta Bolaño, Giralt Torrente, Magrinyà y Gándara en los últimos.


L.G.- Porque el mercado se llena de Premios, homenajes..., en una vorágine que parece de película de Hollywood...


J.H.- El mercado precisa de estímulos, visibilidad, packages, campañas, secuelas


L.G.- Como toda Editorial que se precie, dado su volumen y los años que arrastra, también son sonados los casos de abandonos. Se puede desertar de un proyecto sin hacer ruido o dando un portazo... ¿Cómo considera usted que sería más elegante el hacerlo?.


J.H.- Las buenas maneras son absolutamente recomendables. Pero, a veces, en las complicadas relaciones entre autor y editor a veces hay componentes vividos pasionalmente.



L.G.- Se que no le gusta hablar de ello, pero ¿siente que se equivocó en algún momento con alguno de los ex-autores de Anagrama?.

J.H.- Toda vida profesional está plagada de errores, pero no recuerdo ninguno en especial respecto a ex autores. Quizá algún error previo de incorporación a Anagrama, pero eso es fácil decirlo a toro pasado.


L.G.- Debe de ser complicada la labor de editar, y me figuro que tremendamente dolorosa la de rechazar algún manuscrito. ¿Se ha arrepentido de algún rechazo en particular?.

J.H.- Rechazar un manuscrito de un amigo es muy doloroso y aún más si antes se le ha publicado algún título. Pero creo que, errores aparte, la primera fidelidad del editor es con la calidad literaria. Y con los seguidores del catálogo


L.G.- ¿Es difícil descubrir un talento literario?. Porque es conocido su instinto editorial a la hora de descubrir nuevos valores...


J.H.- Pienso que "descubrirlo" es fácil. Más difícil es instigarlos a que envíen sus manuscritos a la editorial. Y eso se consigue con un catálogo que enciende el deseo de los autores: "quiero estar en este catálogo, al lado de estos autores que tanto admiro".



L.G.- ¿Y mantenerlo fiel a la Editorial?.

J.H.- En estos tiempos del Mercado con mayúsculas, las fidelidades sólo pueden ser relativas. Hay megagrupos que ofrecen anticipos que ni remotamente se cubrirán, a fin de ganar prestigio, debilitar a otras editoriales, etc. Sería insensato pensar que un autor sea insensible a ciertas tentaciones desaforadas.


L.G.- Volvamos a Opiniones mohicanas. En el libro repasa su vida (literaria), homenajea a sus amigos y nos recuerda (me recuerda) que sus inicios como editor fueron similares a los míos como lector. ¿Se le puede pedir algo mas a un libro?.


J.H.- Uno de los propósitos básicos del libro son los mismos que tenía antes como simple lector: contagiar entusiasmos por mis autores preferidos, convencer a mis amigos que leyeran sus libros.


L.G.- ¿A que autor te hubiera gustado editar?.

J.H.- Por ejemplo, Borges, Mendoza, Marsé y tantos otros. Sin embargo, con los muchos autores extraordinarios que han querido publicar en Anagrama me siento razonablemente satisfecho.


L.G.- ¿Y a cual nunca editaría por mucho fenómeno social que significase?.

J.H.- Muchísimos más.


L.G.- ¿Cómo son las relaciones con sus colegas editores?.

J.H.- En general buenas y en muchos casos excelentes, francamente amistosas


L.G.- ¿Qué pesa más a la hora de editar a un desconocido?. La intuición, los informes de algún experto...


J.H.- Si se trata de literatura extranjera, hay información previa, los autores ya han pasado como mínimo un "descremado". En el caso de autores españoles, el primer "descremado" lo efectúan, claro está, los lectores editoriales.


L.G.- ¿Qué libro o autor le hubiera gustado descubrir y publicar?.


J.H.- Tiempo de silencio de Luis Martín Santos o La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza.



J.L.- ¿Saldrá adelante la idea del precio fijo de los libros?. Porque lamentablemente cada vez hay mas escritores e intelectuales que lo defienden...



J.H.- Confío en que se mantenga el precio fijo de los libros. Las experiencias de precio libre en otros países han desembocado, inevitablemente, en un encarecimiento general de los libros (excepto algunos bestsellers que no lo necesitaban), al cierre de librerías y al aumento de dificultades de los editores independientes: en resumen, un desastre cultural.


L.G.- Y por último, ¿qué sorpresas literarias nos depara Anagrama para este milenio?


J.H.- Intentaremos seguir descubriendo a excelentes autores y publicarlos de la forma más cuidada posible. Quizá esto no represente una sorpresa estrepitosa, así como programa, pero la sorpresa confío en que nos la deparen los autores que publiquemos. Por poner ejemplos próximos: la última novela de Paul Auster, aún inédita, The Book of Illusions, los dos libros de relatos póstumos de Patricia Highsmith, Austerlitz de W.G. Sebald o Historias y poemas para niños extremadamente inteligentes, una espléndida antología compilada por Harold Bloom.

martes, 4 de noviembre de 2008

Un asesinato piadoso


Un asesinato piadoso
Autor.- J. M Guelbenzu
Edita.- Alfaguara - 2008

“Quien una vez abre los ojos,
nunca vuelve a dormir tranquilo”

© Luis García


Dos vertientes narrativas viene trabajando José María Guelbenzu con cierta asiduidad: De un lado, novelas como Un peso en el mundo, un auténtico tratado literario por cuanto significó en su carrera un punto de inflexión en una manera de ver y entender la literatura. De otro, obras aparentemente menores pero de igual densidad sicológica que la anterior como No acosen al asesino, La muerte viene de lejos, El cadáver arrepentido o la reciente Un asesinato piadoso, que encuadradas erróneamente en el genero negro vienen a demostrar la ineficacia de los mismos a la hora de enjuiciar una novela. Y digo que están encuadradas erróneamente en el género negro ya que creo llegado el momento de diferenciar novelas clásicas del mismo (Hammett, Chandler, etc) con estas otras más cercanas a la literatura de suspense o policiaca como el propio autor reconoce. Y es que no por tener un muerto, un investigador y un asesino, debemos hablar de novela negra. Centrándonos en la obra, ya tenemos de nuevo a la Juez Mariana De Marco, la protagonista de las novelas anteriormente citadas, destinada en esta ocasión en una reconocible ciudad del Norte de España, G..., y de nuevo nos vamos a encontrar con su intuición e ímpetu observador a la hora de investigar un asesinato aparentemente “domestico”. Creo necesario hacer una observación antes de nada. Aunque Un asesinato piadoso pueda leerse de una forma independiente, pierde fuerza su interpretación si no se han leído las obras anteriores (de hecho los guiños a éstas son constantes), ya que la trasformación sufrida por su protagonista, su ambición profesional y su madurez, no sería entendible de otra forma. La trama de Un asesinato piadoso es sencilla: un hombre aparece degollado en una endogámica ciudad del norte de España y el crimen parece cometido por su suegro en un malentendido intento por hacer justicia ante los supuestos malos tratos del fallecido con su esposa. Un asesinato piadoso, sin duda: venganza o justicia. Pero estamos en la ciudad de Gijón, por mucho que el autor pretenda disimularlo, una ciudad costera en la que todos se conocen y ningún crimen pude pasar desapercibido, mucho menos el de el miembro de una destacada familia local, y fiel reflejo de esa España profunda que no tiene por qué ubicarse necesariamente en el interior. La novela avanza y se enreda como un rompecabezas, como uno de esos acertijos de nuestra infancia en los que nada parece lo que es, y en donde todos, abuelos, viuda, suegra, parecen tener un motivo para romper la relación de Cristóbal, el asesinado, con su esposa, la desconsolada viuda que “decide suicidarse” en un momento dado para aliviar la carga de su padre y asesino. Y todo salpicado con muestras de afecto de la propia juez hacia la niña huérfana, la hija de Covadonga, con su devenir constante por una ciudad desconocida, y por los devaneos amorosos que mantiene con un ignoto personaje totalmente secundario en la novela. Incluso el propio Guelbenzu se permite el irónico desliz de auto-homenajearse por boca de la protagonista Mariana De Marco cuando ésta compra un ejemplar de Cuento de Viejas, de Arnold Bennett, (pag. 218) siguiendo los consejos literarios de un “autor contemporáneo” tan recalcitrante lector de la novela del siglo XIX como ella. Pero el terrible descubrimiento de la verdad llevará a la Juez Mariana De Marco al convencimiento de que la Justicia también oculta entre sus fauces una siniestra cara, y la hará dudar incluso de la eficacia de la misma a la hora de impartirla, porque “el hecho monstruoso es que de hacerlo con ecuanimidad estaría contribuyendo a condenar a una inocente”. Una ocasión más para ver crecer “narrativamente” a la protagonista en esta cuarta entrega de la saga, que es tanto como ver crecer a su autor. ¿Irá la vencida a la quinta entrega y otorgará a la Juez Mariana De Marco el poder que sin duda busca, quizás en la Audiencia Nacional?. ¿O volverá Guelbenzu por los fueros de Un peso en el mundo con esa novela de amor con la que lleva atascado varios años?. Estaremos atentos.

Wicked



Gregory Maguirre
Wicked
Planeta – 2007

Aventuras y desventuras
de una bruja mala



Frex y Melena, van a tener una hija. Hasta aquí, todo normal. La anormalidad, la rareza (y quedémonos con el concepto de que raro es lo que es diferente), estriba en que esa niña no será como las demás nacidas en Munchkinland, que es donde se desarrolla en un principio Wicked, esta primera novela del autor norteamericano Gregory Maguirre. Cuando la comitiva de unos titiriteros comandados por El Reloj del Dragón del Tiempo se acercan a la ciudad, sus habitantes en un ataque de furia se vuelven como locos contra su Pastor unionista, Frex, quien había sido advertido de las nada pacificas intenciones de quien los dirigía, y desobedeciendo sus palabras se disponen a ser inconscientes actores de una obra de teatro no escrita para hacer realidad una vieja leyenda: es el día señalado. Mientras tanto, Melena, custodiada por una vieja, una pescadora y una doncella dará a luz a su hija en el bosque. Una “hermosa” niña de nombre Elphaba, de color verde y dientes de tiburón. Este es el escenario de la novela, también subtitulada Memorias de una bruja mala. Este es el punto de partida de una obra que en los Estados Unidos causa furor desde su primera publicación en 1995 hasta el punto que ya existe su versión musical y ésta es pues la exposición de los hechos, tal y como se nos presentan. Faltaría ahora un análisis de esa otra imagen que a la manera platónica es fácil reconocer al otro lado del espejo a poco que se tenga la mente abierta y dispuesta a reconducir toda la información. Porque ¿qué hay mas allá de los limites de Gillikin, Muchking, Wend Hardings y Quadings, los cuatro condados en los que esta dividido el país de Oz?. (Ya lo han descubierto, estamos situados en el mismo Oz del cuento original de L.F. Baum, mucho antes de la llegada de Dorotea, de Víctor Fleming e incluso del propio Mago). ¿Qué hay mas allá, repito, de dichas fronteras?. La nada, lo mismo que nosotros fuera de nuestra región, ciudad, o barriada. A su manera Oz es una recreación virtual con un sistema económico, político, jurídico y religioso independiente. Y en ese contexto, la llegada de “alguien” diferente como Elphaba, o posteriormente su hermana, Nessarose, también demonizada por su extraña invalidez que no voy a desvelar, causa un profundo trastorno a todos sus habitantes. Un trastorno perverso sólo entendible desde el paralelismo que podemos (y debemos) hacer con nuestra propia realidad, ya que Elphaba de alguna forma será la encargada de dinamizar y dinamitar todo un sistema social en el que tan sólo sobreviven los fuertes. (¿Cuándo una bruja se convierte en mala salvo que lo sea por definición?). Desde ese punto de vista Wicked es una acida crítica a los regimenes fascistas y al capitalismo mas ortodoxo, aquel que no admite entre los suyos a los raros (raro es diferente, acuérdense) y los excluye sin piedad. Porque raros son los Elphabas de turno, pero también los nacidos en las tierras de los Quadings, por ejemplo, rechazados y humillados a partes iguales. Hay un momento en la lectura de la novela en que la repulsión inicial que se le tiene a Elphaba se convierte lentamente en una mezcla de compasión y cariño. Eso nos llevaría a pensar que el autor, Gregory Maguirre, consigue otro de los objetivos de la novela: la critica a los prejuicios de una sociedad hipócrita y desordenada, que cree ver y admitir la maldad en estado puro donde no se encuentra. Y si algo hay que decir en contra de la novela, aparte del maniqueísmo que hace que la comparemos por ejemplo con sus primos lejanas, El señor de los anillos y Harry Potter. es que a menudo la información que se nos facilita, resulta un tanto.... atropellada y pueril. Pero es en definitiva, una interesante novela que admitiría y necesitaría varias lecturas.

Nocilla Experience


Nocilla Experience
Autor.- Agustín Fernández Mallo
Edita.- Alfaguara – Madrid – 2008


“Un cocinero proyecta
cocinar el horizonte”


Penúltimo experimento narrativo de este joven autor, punta de lanza de una nueva generación de novelistas entre los que se encuentran el asturiano Ricardo Menéndez Salmón o Eloy Fernández Porta, y obra que incide en su mezcla de géneros dentro de la conocida como literatura fragmentaria. Narración y poesía se funden con una visión estética y un concepto de la cultura en el que confluyen Internet, los blogs, las perfomances, la poesía postpoética, los graffitis, el comic y como no, a veces, destellazos de la novela mas decimonónica. Porque Nocilla Experience lo forman comentarios de libros o películas, necrológicas, entrevistas de escritores o músicos pop, recetas de cocina, flashback quánticos sobre el origen de las especies, de Al Qaeda, de la coca cola, de la Teoría Especial de la Relatividad, de la vespa 75 cc....Pero volvamos al principio.
Nocilla Experience es uno de esos libros inclasificables para los lectores que tanto gustan a los críticos por ser absolutamente rompedores con lo publicado hasta la fecha. Compuesto por 112 pequeños textos que pueden ser leídos de una forma independiente, mas un epílogo de varias páginas en el que sobresale el afilado comentario de un escritor amigo del autor que no voy a desvelar, todo junto conforma una original obra que a buen seguro nunca será un best seller (o si), pero de la que se intuye que estamos ante un “cocinero empeñado en cocinar el horizonte”, en “ver que hay después de la línea del horizonte”, en demostrar que Kurt es alguien mas que un personaje de Joseph Conrad o Menéndez Salmón. Dicho esto, se entiende tras su preliminar lectura que Nocilla Experience se haya escrito antes, o a la par, que Nocilla Dream, la novela que le lanzó al estrellato. Ambas beben de idénticas fuentes y ambas fueron creadas en igualdad de condiciones. Coincido con Fernández Mallo en que “el mundo se rige por el azar de un parchís, no por las mecánicas leyes del ajedrez”, y soy de la opinión que la literatura necesitaba de un experimento como el que nos ocupa, pero tengo mis dudas de que necesite de dos. Me explico. Leer Nocilla Experience, si no se conoce a su autor y el contexto en que nace, induce a pensar que estamos ante un loco de la literatura, o un guasón. O ambas cosas. Leerlo si se conoce, puede llevarnos a la reflexión que con uno era bastante. ¿Para que dos Nocillas...?. Agustín Fernández Mallo pretende ser original, y lo consigue. Pero cuando esa originalidad se convierte en un fin en si mismo, corre el riesgo de que nosotros, los lectores, abandonemos el libro en el capitulo 17. Pero no lo hacemos, porque tenemos


curiosidad por saber a que puerto nos llevará, y más aún, por descubrir a ese Josecho, presunto trasunto suyo, o a ese Harold que nos dice la contraportada “acabada su última caja de cereales, deja conectada su primitiva videoconsola y se lanza a recorrer América durante un lustro”. Cual Forres Gump cualquiera. (Otra advertencia, nunca, repito, nunca se fíen de las contraportadas). Y seguimos leyendo. Las peripecias de los habitantes de Irak, de Basora, de esa mujer, Sandra, empeñada en descubrir el misterio de la Torre Windsor, de ese cocinero que quiere “cocinar el horizonte”.... Nocilla Experience es un calidoscopio de imágenes y sensaciones, pero también de vivencias, relleno de protagonistas que nunca sospecharon ni por asomo que podrían serlo de un libro. No son pequeños textos como decía al principio, son paratextos, concepto que nos dice que no son ni textos ni hipertextos. El paratexto es al texto, lo que lo paranormal a lo normal. Y desde esa experimentación literaria cercana a las vanguardias, Agustín Fernández Mallo ha entregado a la imprenta un gigantesco paratexto conformado por infinidad de pequeños paratextos. “El mundo es fragmentario”, dice el autor. Su novela también. Porque para leer Nocilla Experience hay que hacerlo con la vista, pero también con el oído, el olfato, el gusto.... y como no, el tacto, y algún que otro sentido que no recuerdo. Léanla, disfrútenla, saboréenla, y después, saquen sus propias conclusiones mientras esperamos su Nocilla Lab con la que cierra la trilogía, que según el propio autor reconoce, “no tendrá nada que ver con las otras dos obras ni en contenidos ni en su forma”. Lo que a buen seguro no podrá evitar Agustín Fernández Mallo, será que algún día se vendan chapas o pins con su imagen. Al tiempo.


jueves, 23 de octubre de 2008

El juego del diabolo


El juego del diábolo
Autor.- Juan Pedro Aparicio
Edita.- Paginas de Espuma – 2008

Por Luis García


Frescura literaria



Juan Pedro Aparicio, quien ya firmara en esta misma Editorial y colección La mitad del diablo, regresa a la minificción (aunque regresar es una expresión si me lo permiten inadecuada, por cuanto nunca llegó a abandonar dicho genero), a lo hiperbreve, microrrelato o como el propio autor lo definió entonces, “relatos cuánticos, en los que cobra mas dimensión lo que no está que lo que está, aunque todo esté”. Aquellos que tuvimos la fortuna de leer La mitad del diablo, sabíamos que era un libro incompleto, que ésta nueva entrega era obligada, y que sólo el tiempo en su más completa dimensión lo demoraba. El juego del diábolo es a La mitad del diablo como el yang al ying, como lo blanco a lo negro, como el perro al lobo. Y juntos forman con maravillosa ilustración de Miguel Ángel Martín, un diábolo perfecto, hueco y simétrico. Muchas son las claves externas que hay que tener en cuenta a la hora de leer este libro, pero insisto que no se entendería sin su hermano gemelo. El juego del diábolo comienza de lo diminuto a lo extenso, del relato Desayuno de seis palabras, a La obra maestra de cincuenta líneas. Justo a la inversa que La mitad del diablo que iba del cuento mas largo al más corto. Una simbiosis perfecta para una manera de entender la literatura. Y entremedias, en tanto rompecabezas metafísico, destellos de la mejor narrativa de los últimos años: Felicidad conyugal, La sombra de la dicha, Rivalidad, un relato sólo entendible por aquellos que en él sean capaces o tengan el valor de reconocerse... En definitiva, un juego, o dos, necesarios por su frescura en tanta aridez literaria.

Los amantes de silicona


Los amantes de silicona
Autor.- Javier Tomeo
Edita.- Anagrama – Barcelona - 2008

Por Luis García

Pornografía telúrica



Pocas veces en literatura (al menos si tomamos como referencia los últimos años), nos vamos a encontrar con una novela tan hilarante y surrealista como la última de Javier Tomeo, en la que el terreno de juego de la misma viene dado desde las primeras páginas de una forma tan clarividente y a la par, seguro que algunos lo matizarán, tan poco atractiva. Tan sosa, que diría mi abuela. Pocas veces por otra parte, nos vamos a encontrar con una novela como Los amantes de silicona, tan original e ingenua, de esas que se atreven a desnudarnos (seguro que muchos lectores se sentirán identificados con Basilio y Lupercia, a la par personajes de la misma) y por qué no, a mostrar nuestras más íntimas miserias. Las que solemos guardar para la alcoba, para la intimidad o dentro del armario. Y es que para sobrellevar nuestras soledades podemos ver la tele, ir al cine, acudir a algún que otro espectáculo de boys en el que se nos muestre “cuarto y mitad” o comprarnos una muñeca (o muñeco) hinchable que ayude a combatir nuestras necesidades más íntimas. Pero Marilyn, perteneciente a la tercera generación de Muñecas Consoladoras Minerva HP-457, y Big John, que así se llama el semental de silicona de Lupercia, cometerán en un momento dado la osadía de ser infieles a sus respectivos dueños, enrollándose entre ellos y dándole así una nueva y desconocida dimensión al concepto adulterio. Todo un desafío para las mentalidades quienes los habían comprado y dado vida, para las nuestras propias y para la del supuestamente escritor de Los amantes de silicona, un alter ego de quien firma la novelle. ¿Dónde esta el corazón de los muñecos? Se pregunta Lupercia en la pagina 57. ¿Donde lo esconden?. Tomeo ha escrito el propio, sin pretenderlo me figuro, su obra más inverosímil, si nos atenemos a las estrictas leyes de le verosimilitud aristotélicas. Ha escrito su novela mas divertida, y decir esto de Tomeo es decir mucho, y a la par, ha escrito una obra tremendamente descorazonadora por cuanto anticipa (ya lo había hecho hace años Isaac Asimov en El hombre del bicentenario) la dificultad que tenemos para relacionarnos los humanos, para establecer complicidades, para amarnos en definitiva. La soledad es algo más que un término evasivo y angustioso. Es lo que tenemos a la vuelta de la esquina en una sociedad en la que prima el éxito profesional sobre el personal. El resto no lo vamos a contar, que Tomeo se merece ser leído y por tanto, que no se desvelen sus “interioridades literarias”.

lunes, 20 de octubre de 2008

Doce anillos de Yuri Andrujovich: Mestizaje ucraniano


Pues ya tenemos en España la traducción, esperada por muchos, de las dos últimas novelas del escritor de origen ucraniano Yuri Andrujovich: Recreaciones, y Doce anillos, publicadas ambas en la Editorial Acantilado, y en el caso de la segunda, obra que recibiera en el año 2006 el “Premio al Acercamiento Europeo”. Y tenemos que decir en un primer momento, que leer a Andrujovich es acercarse colateralmente a la literatura de la Europa Central del siglo XX. Esto es, rememorar a Kafka, Joseph Roth y Robert Musil entre otros. Pero sin dejar dicha tendencia literaria, también es recordar la escuela rusa del siglo XIX, Antón Chejov, Gogol, Bulgarov.... Kart-Josef Zumbrunnen, fotógrafo austriaco de raíces soviéticas y uno de los principales personajes de la novela (Yuri Andrujovich alude a sus raíces ucranianas, aunque hay que tener en cuenta que Doce anillos comienza y se desarrolla en los años noventa, justo después del desmembramiento de la Unión Soviética) incide una y otra vez en sus viajes a Ucrania en la búsqueda de su identidad perdida, reflejando en sus fotografías y a través de la omnisciente voz del narrador, los pesares de una población empobrecida en exceso, carente de las mas mínimas necesidades básicas, pero ansiosa por descubrir la manida libertad de occidente. (Es significativa en este sentido la metáfora de la pagina 26, cuando se ve a si mismo cruzando un tren desde Frankivsk hasta Kiev y pasando desde el vagón diecinueve al nueve, es decir, desde la opulencia de la Europa Comunitaria, aunque no la mencione, hasta la miseria de la Ucrania post-soviética, post-comunista, post-Chernobil.... Deterioro que no afecta sólo a los edificios y a las instituciones, también a las personas físicas, que se respira y se masca con la insistencia londinense de un smog). La autodestrucción esta servida. Por eso Kart-Josef Zumbrunnen deja escrito en un momento dado: “El camino de un extranjero esta lleno de peligros y pruebas, pero no hay nada más dulce que la sensación de integrarse al Otro”. Pero Kart-Josef Zumbrunnen no es el único protagonista de la Doce anillos. Le habrán de acompañar en su particular descenso a los infiernos un peculiar grupo de personajes del que sobresale con fuerza el Doctor, experto en la poesía de Bogdan-Igor Antonich, poeta ucraniano de los años treinta, junto a Artur Pepa, literato de Aviv, su mujer Roma Vorónyck, su hijastra Kolia, dos muchachas casi idénticas, dos bailarinas, y un autor de videoclips y realizador de televisión. Ocho personas para un mismo viaje, para una estancia en un balneario de la alta montaña de los Carpatos. Estamos pues ante una recreación, ante una imagen a la manera platónica del realismo mágico del cono sur americano, en el que pasado, presente y futuro se conjuran con el espíritu de Bogdan-Igor Antónich de fondo. Cuando se dice que por fin se edita en España la obra del polémico Yuri Andrujovich, uno no sabe muy bien a que atenerse. ¿Polémico por lo que nos narra, por mostrarnos las consecuencias de la acelerada descomposición de un Imperio?. ¿O por caricaturizar a un petulario escritor ucraniano?. Dice Yuri Andrujovich en el apéndice de Doce anillos, Orfeo crónico (Intento de autocomentario) que nunca ha conocido una escritura tan difícil como la de Doce anillos. Le creo, porque yo hacia tiempo que no me encontraba con una lectura tan árida y compleja, tan poética y brutal, tan wagneriana, mestiza y autodestructiva. Pero hacia tiempo que no se presentaba un escritor tan centroeuropeo, vivo, con todas las connotaciones que este adjetivo tiene.

Esta noche moriré, una acertada reedicción




Estamos ante una reedición de lujo. Estamos ante la que considero una de las mejores novelas de su autor, Fernando Marías, lo que es decir mucho de un escritor con su bagaje literario. Una novela que como las grandes obras comienza con una frase lapidaria: Me suicide hace dieciséis años. Fernando Marías construye en Esta noche moriré una diabólica novela negra que mezcla por igual el género epistolar con el terror psicológico. Una obra que trata de la existencia de un complot tan bien urdido como desarrollado, en el que la inicial victima pasa a convertirse en verdugo tras sufrir diversos estados de ansiedad. Irrelevante es la existencia de la Sociedad conocida como La Corporación, destinada a manipular y dirigir los destinos y la suerte de las personas, como el hecho de que uno de los protagonistas de Esta noche moriré pertenezca a dicha organización clandestina. Lo que al lector le interesa saber, es que tras la detención de uno de sus miembros por el Comisario Delmar, el otro protagonista de la novela, éste firmará inconscientemente su sentencia de muerte, que se cumplirá exactamente dieciséis años después, cuando ya el infierno en el que se ha convertido su existencia se le ha hecho poco menos que insoportable. La novela la constituye la larga carta de confesión de uno de los miembros de La Corporación, en la que leída por dicho Comisario le relata la maleabilidad de su vida. Decía al principio que como las grandes novelas, Esta noche moriré comienza con una frase lapidaria: Me suicide hace dieciséis años. Porque de eso trata. De la confesión de un suicidio y de la puesta en marcha de un maquiavélico plan para arruinar la vida del Comisario Delmar, aquel que le llevó a semejante estado para obligarle a su vez a que también se suicide. Y la obra, la carta, mantiene el ritmo a lo largo de las 142 páginas, aunque es de justicia reconocer en ella silencios que invitan al desasosiego. Porque aun mostrándosenos ante nuestros ojos de una forma previsible, tiene momentos de autentica dureza para nada gratuita, La violación de la hija del comisario Delmar ante sus ojos constituye una escena digna para recordar por el dramatismo que trasmite. Hay que suponer que el autor pretende precisamente que el lector, ante la duda de con quien identificarse, decida ayudarle a tomar partido por una de las víctimas. Y esta no es ni el Comisario Delmar ni quien se suicidara por su culpa dieciséis años atrás. La verdadera víctima es la familia del comisario, su hija, su mujer, que son quienes habrán de pagar la falta de voluntad de su progenitor y marido. El final de la novela resulta predecible, aunque el lector, encaminado hacia el mismo de igual manera que sus protagonistas, espera otro resultado quizás por compasión, quizás porque es difícil imaginar tanto odio. Pero no hay lugar para la esperanza, y la venganza se cumple con toda su crueldad. Esta noche moriré, novela epistolar, prueba que la tragedia de unos seres abandonados a su suerte nos es mas cercana de lo que parece. Finalmente, hay que felicitar a la Editorial 451 la valentía por reeditar una obra que en su momento pasara injustamente desapercibida.

El pais del miedo de Isaac Rosa


“Nacemos con miedo, crecemos con miedo y moriremos con miedo”


No hace muchos meses, un amigo ya entrado en años y con muchos kilómetros a sus espaldas, optó por realizar un viaje de fin de semana al Madrid castizo en detrimento del Londres abigarrado. Iba buscando música, vinilos de los años setenta, y literalmente volvió aterrado, lleno de miedo: el que le produjo una ciudad hostil como pocas, que le obligaba a pegarse a las paredes de la estación del Metro para que nadie le empujase a las vías, que le hacia caminar por calles iluminadas y repletas de gente. ¿Miedo escénico, como decía Jorge Valdano, en una nueva interpretación de su ya manido discurso?. ¿O verdaderamente sentía estar como los personajes de la ultima novela de Isaac Rosa, en El país del miedo?. Y es que se tiene un miedo inconsciente el primer día que vas al colegio, que acudes a un trabajo y tras la primera gran experiencia con el alcohol. Se tiene un miedo exquisito la primera (y segunda) vez que se hace el amor, que se es padre, que se coge el coche.... y se tiene un miedo casi terrorífico la primera vez que acudes a un tanatorio a dar un pésame, que pican en tu puerta unos extraños vecinos aunque sólo sea para darte los buenos días, que la policía te detiene para pedirte la documentación... Y porque vivimos en el país del miedo, como Isaac Rosa no para de recordarnos, éste viaja con nosotros en coche o avión, se instala con nosotros en hotel o camping, y va con nosotros a la playa o al chiringuito. Porque la vulnerabilidad de la vida está precisamente en nuestra propia existencia, algo que el autor nos trasmite constantemente haciendo aflorar esos miedos ocultos que creíamos tener superados.
Poco importa que el nudo narrativo de la historia sea una presunta situación de acoso y chantaje por parte de uno de esos adolescentes violentos que en nuestras ciudades parecen moverse como pez en el agua en el país del miedo, hacia un indefenso compañero de clase y viaje, Pablo, cuya implícita debilidad es directamente proporcional a la de su padre, Carlos. Y poco importa lo que se nos quiere contar porque a medida que avanzamos en la lectura de esta novela/ensayo, se tiene la sensación de estar pelando una cebolla, en la que cada capa nos descubre una nueva situación de indefensión, y a la par una perspectiva de la violencia escolar, ciudadana y callejera, reconocible en cualquier rincón de nuestra propia ciudad. Lo dramático es que Pablo, el niño asustado y chantajeado, es victima en este caso del matón de la clase, pero también de la lasitud de un progenitor que se muestra incapaz de atajar una creciente situación que le lleva a urdir constantemente patológicas mentiras para sobrellevar una situación que se le escapa de las manos. Y es que El país del miedo, como el de Oz, existe, como nos muestra el autor con la imagen de la portada, y es reconocible en cualquier calle, colegio o discoteca, pero también en nuestro interior. El autoengaño está servido, y el padre de Pablo prefiere seguir con la venda puesta y la dignidad por los suelos, atrapado en una sinrazón que le lleva a ver como normal la violencia social que todo lo impregna. Y cual ave de rapiña, el miedo que llevaba en su interior, crece hasta desbordarlo. A su manera, El país del miedo es una novela de terror moderna. Y sus protagonistas, victimas y vampiros de la misma. Nacemos con miedo, crecemos con miedo y moriremos con miedo, pero precisamente por todo ello, conseguimos acomodarnos a su existencia.