sábado, 8 de noviembre de 2008

Entrevista Jorge Herralde (Año 2002)

Jorge Herralde

Por

Luis García



Introducción.- Publicó Jorge Herralde, director y editor de la Editorial Anagrama, sus Opiniones
mohicanas en medio de una fuerte expectación, si tenemos en cuenta que se trataba de una compilación de artículos y reflexiones que en muchos casos habían visto la luz en diferentes medios escritos. Su experiencia personal con muchos de los autores de su Editorial (Ignacio Martínez de Pisón, Enrique Vila-Matas), sus homenajes a otros colegas y su decidida defensa de la edición independiente, hacen que sus Opiniones mohicanas sean algo mas que un libro.


Luis García.- La publicación de sus Opiniones mohicanas, supone una especie de revisión de su etapa como editor. ¿Cómo fueron los inicios de Anagrama?.

Jorge Herralde.- A la vez difíciles y muy estimulantes. Coincidimos un grupo de editores más
amigos y cómplices que competidores, luchando contra la censura, descubriendo territorios inéditos, colmando enormes lagunas culturales. Una travesía muy excitante si no te quedabas en el camino .


L.G.- Su bautismo de fuego se produjo en México, allí presento en sociedad sus Opiniones mohicanas. ¿Por qué tan lejos?.


J.H.- Dos grandes amigos mexicanos, Sergio Pitol y Juan Villoro, que conocían muchos de mis artículos me insistieron en que los reuniera para la publicación inmediata y la presentación en la Feria de Guadalajara, dedicada a España. Así que recogí buena parte de ellos, los ordené y los editó Aldus, una pequeña editorial independiente mexicana que hace unos libros muy cuidados.



L.G.- Y después, en contra de lo esperado y cuando muchos creían que se publicaría en Anagrama apareció en Ediciones El Acantilado, otra editorial independiente aunque mucho mas joven que la suya. ¿Qué le hizo decidirse por ella?.


J.H.- La edición de El Acantilado contiene algo así como un tercio de textos nuevos con respecto a la de Aldus. Entre otros, faltaban textos sobre autores tan fundamentales como Álvaro Pombo, Soledad Puértolas, Esther Tusquets, Antonio Tabucchi o Hans Magnus Enzensberger. Aunque El Acantilado es, en efecto, joven, su editor es Jaume Vallcorba, que publica desde hace años en catalán con el nombre de Quaderns Crema, editorial que había elogiado a menudo en mis textos. Entre sus autores figuran, por ejemplo, Quim Monzó y Sergi Pàmies, que luego salen en Anagrama, traducidos al castellano.


L,G.- Anagrama, y en concreto usted, siempre serán recordados, mal que les pese a algunos, como los descubridores de talentos fundamentales para entender la literatura española de los últimos veinticinco años. Pero, ¿recuerda cual fue el primer título que editó la Editorial?.


J.H.- Tenían que salir simultáneamente tres colecciones: dos en castellano, "Argumentos" y "Documentos", y una en catalán, "Textos". Por razones de censura y problemas de producción, se produjeron ciertos retrasos; el primer título publicado, en abril de 1969, fue L'ofici de viure, la traducción al catalán de los diarios de Pavese, mientras que el primer título en castellano fue Detalles, de Hans Magnus Enzensberger, en mayo del mismo año.



L.G.- ¿Qué sintió cuando lo vio en las librerías?.


J.H.- Imagino que lo que sentirá cualquier editor. emoción, asombro. Y en casa, a solas, lo miraba y remiraba, lo tocaba: en fin, fetichismo sin recato


L.G.- Hay en el catálogo de Anagrama, autores e hitos fundamentales para entender el por qué desde sus comienzos fue una Editorial seria con clara vocación de pervivencia, y con una visión casi erudita del futuro. (La apuesta por valores como Alvaro Pombo, Martínez de Pisón,... etc). ¿Hasta que punto algunos de estos escritores fueron una apuesta personal de Jorge Herralde?.

J.H.- La gran mayoría de los títulos publicados por Anagrama - excepto ensayos muy especializados (lingüística, antropología, etc.) y algunos títulos aislados - han sido apuestas personales. En cuanto a los autores españoles, sin excepción, he decidido su publicación al leerlos personalmente. En muchas ocasiones, por fortuna, ha habido autores que se han convertido en imprescindibles; en otras, la apuesta no ha dado resultados tan fructíferos. Pero pienso que el balance no está nada mal. De todas formas, adivinar que un manuscrito es valioso no es difícil para un lector avezado; algo más complicado es alentar una carrera, contribuir a difundir la obra de un escritor valioso pero en sus inicios minoritario, configurar un catálogo.


L.G. En estos tiempos de globalización, en los que parecía que las Editoriales pequeñas llevaban camino de desaparecer engullidas por los grandes grupos, es curioso ver como sobrevive Anagrama, oponiendo calidad literaria a cantidad de volúmenes editados. ¿Cree suficientemente entendida por los lectores esta estrategia?.


J.H.- Precisamente Anagrama sobrevive, en buena parte, gracias a la fidelidad de aquellos lectores que se fían de la calidad de los libros de la editorial.


L.G.- ¿No observa cierto peligro en la concentración de Editoriales?. ¿No se corre el riesgo de que se controlen las ideas?.


J.H.- En efecto, la concentración de poder es peligrosísima en todos los ámbitos, político, económico, cultural. La búsqueda del máximo beneficio conduce a productos de fácil digestión y venta rápida, a la pauperización cultural: ningún misterio



L.G.- Otro acierto de la Editorial, fueron las Bibliotecas de Autor (Vladimir Nabokov, Patiricia Higsmith...) y los Premios que llevan su nombre, uno de los mas respetados del panorama literario precisamente por su independencia. Respetado, si, pero ¿siente que está suficientemente valorado?.


J.H.- Se trata de un premio con un único objetivo, la calidad literaria, independientemente de su calidad. Y aunque se hayan premiado títulos resueltamente minoritarios, pienso que en la lista de ganadores y finalistas está representada una parte no desdeñable de la mejor literatura en lengua española de las últimas décadas. Desde Pombo y Pitol en sus inicios hasta Bolaño, Giralt Torrente, Magrinyà y Gándara en los últimos.


L.G.- Porque el mercado se llena de Premios, homenajes..., en una vorágine que parece de película de Hollywood...


J.H.- El mercado precisa de estímulos, visibilidad, packages, campañas, secuelas


L.G.- Como toda Editorial que se precie, dado su volumen y los años que arrastra, también son sonados los casos de abandonos. Se puede desertar de un proyecto sin hacer ruido o dando un portazo... ¿Cómo considera usted que sería más elegante el hacerlo?.


J.H.- Las buenas maneras son absolutamente recomendables. Pero, a veces, en las complicadas relaciones entre autor y editor a veces hay componentes vividos pasionalmente.



L.G.- Se que no le gusta hablar de ello, pero ¿siente que se equivocó en algún momento con alguno de los ex-autores de Anagrama?.

J.H.- Toda vida profesional está plagada de errores, pero no recuerdo ninguno en especial respecto a ex autores. Quizá algún error previo de incorporación a Anagrama, pero eso es fácil decirlo a toro pasado.


L.G.- Debe de ser complicada la labor de editar, y me figuro que tremendamente dolorosa la de rechazar algún manuscrito. ¿Se ha arrepentido de algún rechazo en particular?.

J.H.- Rechazar un manuscrito de un amigo es muy doloroso y aún más si antes se le ha publicado algún título. Pero creo que, errores aparte, la primera fidelidad del editor es con la calidad literaria. Y con los seguidores del catálogo


L.G.- ¿Es difícil descubrir un talento literario?. Porque es conocido su instinto editorial a la hora de descubrir nuevos valores...


J.H.- Pienso que "descubrirlo" es fácil. Más difícil es instigarlos a que envíen sus manuscritos a la editorial. Y eso se consigue con un catálogo que enciende el deseo de los autores: "quiero estar en este catálogo, al lado de estos autores que tanto admiro".



L.G.- ¿Y mantenerlo fiel a la Editorial?.

J.H.- En estos tiempos del Mercado con mayúsculas, las fidelidades sólo pueden ser relativas. Hay megagrupos que ofrecen anticipos que ni remotamente se cubrirán, a fin de ganar prestigio, debilitar a otras editoriales, etc. Sería insensato pensar que un autor sea insensible a ciertas tentaciones desaforadas.


L.G.- Volvamos a Opiniones mohicanas. En el libro repasa su vida (literaria), homenajea a sus amigos y nos recuerda (me recuerda) que sus inicios como editor fueron similares a los míos como lector. ¿Se le puede pedir algo mas a un libro?.


J.H.- Uno de los propósitos básicos del libro son los mismos que tenía antes como simple lector: contagiar entusiasmos por mis autores preferidos, convencer a mis amigos que leyeran sus libros.


L.G.- ¿A que autor te hubiera gustado editar?.

J.H.- Por ejemplo, Borges, Mendoza, Marsé y tantos otros. Sin embargo, con los muchos autores extraordinarios que han querido publicar en Anagrama me siento razonablemente satisfecho.


L.G.- ¿Y a cual nunca editaría por mucho fenómeno social que significase?.

J.H.- Muchísimos más.


L.G.- ¿Cómo son las relaciones con sus colegas editores?.

J.H.- En general buenas y en muchos casos excelentes, francamente amistosas


L.G.- ¿Qué pesa más a la hora de editar a un desconocido?. La intuición, los informes de algún experto...


J.H.- Si se trata de literatura extranjera, hay información previa, los autores ya han pasado como mínimo un "descremado". En el caso de autores españoles, el primer "descremado" lo efectúan, claro está, los lectores editoriales.


L.G.- ¿Qué libro o autor le hubiera gustado descubrir y publicar?.


J.H.- Tiempo de silencio de Luis Martín Santos o La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza.



J.L.- ¿Saldrá adelante la idea del precio fijo de los libros?. Porque lamentablemente cada vez hay mas escritores e intelectuales que lo defienden...



J.H.- Confío en que se mantenga el precio fijo de los libros. Las experiencias de precio libre en otros países han desembocado, inevitablemente, en un encarecimiento general de los libros (excepto algunos bestsellers que no lo necesitaban), al cierre de librerías y al aumento de dificultades de los editores independientes: en resumen, un desastre cultural.


L.G.- Y por último, ¿qué sorpresas literarias nos depara Anagrama para este milenio?


J.H.- Intentaremos seguir descubriendo a excelentes autores y publicarlos de la forma más cuidada posible. Quizá esto no represente una sorpresa estrepitosa, así como programa, pero la sorpresa confío en que nos la deparen los autores que publiquemos. Por poner ejemplos próximos: la última novela de Paul Auster, aún inédita, The Book of Illusions, los dos libros de relatos póstumos de Patricia Highsmith, Austerlitz de W.G. Sebald o Historias y poemas para niños extremadamente inteligentes, una espléndida antología compilada por Harold Bloom.

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