lunes, 20 de octubre de 2008

Esta noche moriré, una acertada reedicción




Estamos ante una reedición de lujo. Estamos ante la que considero una de las mejores novelas de su autor, Fernando Marías, lo que es decir mucho de un escritor con su bagaje literario. Una novela que como las grandes obras comienza con una frase lapidaria: Me suicide hace dieciséis años. Fernando Marías construye en Esta noche moriré una diabólica novela negra que mezcla por igual el género epistolar con el terror psicológico. Una obra que trata de la existencia de un complot tan bien urdido como desarrollado, en el que la inicial victima pasa a convertirse en verdugo tras sufrir diversos estados de ansiedad. Irrelevante es la existencia de la Sociedad conocida como La Corporación, destinada a manipular y dirigir los destinos y la suerte de las personas, como el hecho de que uno de los protagonistas de Esta noche moriré pertenezca a dicha organización clandestina. Lo que al lector le interesa saber, es que tras la detención de uno de sus miembros por el Comisario Delmar, el otro protagonista de la novela, éste firmará inconscientemente su sentencia de muerte, que se cumplirá exactamente dieciséis años después, cuando ya el infierno en el que se ha convertido su existencia se le ha hecho poco menos que insoportable. La novela la constituye la larga carta de confesión de uno de los miembros de La Corporación, en la que leída por dicho Comisario le relata la maleabilidad de su vida. Decía al principio que como las grandes novelas, Esta noche moriré comienza con una frase lapidaria: Me suicide hace dieciséis años. Porque de eso trata. De la confesión de un suicidio y de la puesta en marcha de un maquiavélico plan para arruinar la vida del Comisario Delmar, aquel que le llevó a semejante estado para obligarle a su vez a que también se suicide. Y la obra, la carta, mantiene el ritmo a lo largo de las 142 páginas, aunque es de justicia reconocer en ella silencios que invitan al desasosiego. Porque aun mostrándosenos ante nuestros ojos de una forma previsible, tiene momentos de autentica dureza para nada gratuita, La violación de la hija del comisario Delmar ante sus ojos constituye una escena digna para recordar por el dramatismo que trasmite. Hay que suponer que el autor pretende precisamente que el lector, ante la duda de con quien identificarse, decida ayudarle a tomar partido por una de las víctimas. Y esta no es ni el Comisario Delmar ni quien se suicidara por su culpa dieciséis años atrás. La verdadera víctima es la familia del comisario, su hija, su mujer, que son quienes habrán de pagar la falta de voluntad de su progenitor y marido. El final de la novela resulta predecible, aunque el lector, encaminado hacia el mismo de igual manera que sus protagonistas, espera otro resultado quizás por compasión, quizás porque es difícil imaginar tanto odio. Pero no hay lugar para la esperanza, y la venganza se cumple con toda su crueldad. Esta noche moriré, novela epistolar, prueba que la tragedia de unos seres abandonados a su suerte nos es mas cercana de lo que parece. Finalmente, hay que felicitar a la Editorial 451 la valentía por reeditar una obra que en su momento pasara injustamente desapercibida.

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