lunes, 2 de enero de 2012

Tres autores diferentes


Es curioso. Hay escritores que suelen alternar con igual éxito la novela y el artículo literario, hasta tal punto que nos cuesta escoger con qué género quedarnos. Nos sucedió en su momento con Juan José Millas, verdadero maestro del columnismo, y lleva camino de sucedernos con Elvira Lindo, de quien Alfaguara recopila sus artículos editados en un Diario Nacional bajo el título de Don de gentes aprovechando (suponemos) el tirón de su anterior novela editada por la competencia. Y es que a mi, personalmente como con Juanjo, prefiero la Elvira columnista a la Elvira novelista. Es mucho más cercana, quizás por escribir en primera persona, quizás por referirse a los signos de identidad de la escritora, quizás por recordarnos a nosotros mismos. Por sus artículos la conoceréis, y por ellos desfilan actores, cantantes, series de televisión, los Soprano, esa serie de culto de la que todo el mundo habla y casi nadie vio, Manhattan, Woody Allen, George Simenon, pero también gente corriente, su familia, su suegra de Úbeda, como no, el dolor de una madre americana destrozada por la muerte de su hijo en Irak…. En los actos culturales debería estar prohibida la entrada a la familia del artista, relata Elvira en una de sus artículos. Cierto. Porque de su presencia al ridículo solo hay un paso. Hay, Elvira de mis amores…..cuanto te queremos….. ¿Qué puede aportar esta revisión de La Guerra Civil española reeditada por Debate, escrita por Paul Preston hace veinte años, uno de los hispanistas más prestigiosos internacionales, a cuanto ya se ha dicho y escrito sobre la contienda?. Posiblemente nada, posiblemente mucho. La Guerra Civil española ha sido denominada como la penúltima gran Revolución Romántica del siglo XX (voy a obviar cual es la ultima), y en cierto modo Paul Preston no puede evitar tomar partido por uno de los bandos de la contienda. Resulta inexplicable, se dice en un momento del libro el autor, la fascinación que todavía hoy sigue ejerciendo el conflicto, tanto para los hombres de izquierda, como para los partidarios de la dictadura. Esto solo se explica por ser una guerra que quedo grabada a fuego en la conciencia europea, como un ensayo superior y presagio de una nueva y horrible forma de guerra moderna universalmente temida. Un libro documental con innumerables datos y cifras que ayudan a conocer un poco más la horrible realidad del periodo 1931-1939 y sus consecuencias.

La vuelta de Borges, por otra parte, no es casual. Si queremos saber más sobre literatura, que mejor que releer los Cuentos completos (Lumen) de Jorge Luis Borges. Digo releer, al menos para mí, para otros muchos lectores, será leer por primera vez. La primera vez que leí los cuentos de Borges, no tenía más de dieciocho años. Nunca más me acerqué a ellos, por temor. Temor a que el paso del tiempo y una nueva lectura más sosegada y madura provocara en mí un desengaño literario. Me equivocaba. Esta oportuna edición de Lumen, nos acerca una vez más al Borges del Aleph, al de Funes el memorioso, al de El jardín de los senderos que se bifurcan, al de La Biblioteca de Babel. Al Borges soñador amante de la literatura fantástica. Pero no nos engañemos. Aunque estos Cuentos completos sean un verdadero libro de libros, no deja de ser un libro cojo. Siempre se ha dicho que Borges arrastraba tras de sí toda una legión de seguidores: los devotos de su poesía y los de su narrativa. Curiosamente, los primeros no lo eran tanto de lo segundo y viceversa. Pero estos Cuentos completos, como su poesía no se entiende los unos sin la otra. Son inseparables. Así lo quiso el autor. Así lo quiso Borges.

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