jueves, 17 de noviembre de 2011

Cine y literatura

¿Dónde comienza la heroína y donde termina la víctima?. ¿Cuándo la actriz se convierte en mito? ¿Cuándo, como dejo pronunciado muy acertadamente Sayuri en Memorias de una geisha, “dejaron de vivir una vida propia”?. Heroínas y víctimas del cine (Editorial Oceano) no es un libro más del Séptimo Arte, ya que se dedica a indagar sobre esa fábrica creadora de mitos, Hollywood, a la vez destructora de los mismos cuando estos ya no les servían a sus intereses. Todos hemos asistido al nacimiento de “una estrella”, de varias, de cientos: Gilda, Thelma y Louise, Escarlata O’Hara…. Interpretadas por las grandes del momento: Rita Hayworth, Susan Sarandon, Vivien Leigh …. Mujeres sexys a las que no les importó sacrificar su vida personal y sexual la mayoría de las veces por un sueño, por un lugar en el estrellato, por convertirse en mito, por ser Heroínas y víctimas del cine. Hay mujeres fatales y lolitas, ambiciosas y malvadas, locas de atar, abnegadas, enamoradas, mágicas aventureras, históricas…. Pero yo siempre me quedaré con las rebeldes. Es muy posible que el arte lleve asociado la tragedia como condición humana. Es muy posible. Pero es cierto que ha sido en el cine donde con más virulencia se ha manifestado. Ha nacido una estrella, si, pero a menudo suele venir de nalgas.
Otra apreciación diferente (de la vida literaria) es la de Jesús Marchamalo. Mi compañera tiene la cariñosa costumbre de referirse a mi afición lectora y / o coleccionista de libros, como que se trata de “una variante cultural del síndrome de Diógenes”. Yo respeto su apreciación, que demonios, pero a la vista y lectura de Donde se guardan los libros (Editorial Siruela), curioso libro de Jesús Marchamalo que no hace sino recopilar las columnas que en su día publicara en ABC Cultural… cuantos padecemos de igual síndrome. En fin. Donde se guardan los libros es un libro curioso, porque hace buena la máxima de Marguerite Yourcenar que la mejor manera de conocer a alguien es ver su biblioteca. Y yo añadiría sin pudor, y comprobar que o cuales libros esta leyendo en ese momento. (Se puede leer mas de uno a la vez, y de dos y de tres….). Decía un poeta amigo, que solía tener la mesilla de noche repleta de libros que no leía, libros que cambiaba cada tres meses. No necesitaba leerlos. En Donde se guardan los libros, navegaremos por las bibliotecas de Savater, Javier Marías, Merino, Trapiello, Landero, Soledad Puertolas, Carmen Posadas…. Y volveremos a reafirmarnos en nuestro síndrome: en esa variante cultural y maravillosa del síndrome de Diógenes que nos hace llenar la casa de libros en lugar de figuritas de los chinos.

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