
En plena crisis del sector del libro, cuando los grandes grupos se empeñan en mantener una soterrada reconversión que se traduce entre otras cosas en una reducción de títulos anuales y en una apuesta al vacío por eso que se ha dado en llamar como e-book, observamos que no paran de nacer aventuras editoriales que tienen en la calidad de sus servicios su verdadera tarjeta de presentación. Me vienen a la memoria en estos momentos Nórdica Libros, Impedimenta, Libros del Asteroide…. y una iniciativa empresarial nacida en La Rioja, El Tragaluz Libros, al calor de su editor, Fernando García, que esta consiguiendo poco a poco abrirse un pequeño hueco en el mercado editorial de la comunidad riojana, y que recientemente ha presentado su último libro, Gavilanes de Plata, de Julio Armas Ruiz, en el Centro Riojano de Madrid. Presentación que corrió a cargo de Jon Juaristi. Julián Murillo con Claire Afterlom, Demetrio Guinea con El escriba y el rey, son sólo algunos de los autores de su creciente catalogo. Nadie duda a estas alturas de la importancia de las Editoriales minoritarias dentro del panorama literario nacional, porque desde siempre fueron cuna y cantera de las grandes, a quienes les resulta mas sencillo, rápido y barato arrebatar los autores descubiertos por otros a veces con no poco esfuerzo e intuición, que apostar ellas por alguno en concreto, operando de ese modo de igual manera que lo hace un club de fútbol poderoso, léase Real Madrid, Barcelona, etc, con los modestos, a quienes cuando les fichan un jugador no les queda más alternativa que el derecho al pataleo, y la búsqueda de nuevos diamantes en bruto, que una vez pulidos y tratados, pasaran a su vez a engrosar la nómina de los poderosos.
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