sábado, 27 de junio de 2009

Entrevista de Luis García para Siglo XXI

Sábado, 27 de junio de 2009

Entrevista de Luis García por Gabriel Ruiz Ortega para SIGLO XXI

“Hace muchos años que he optado por no reseñar aquellos libros que no me gustan. encillamente los aparto”

Luis García


CARTAS DEL NORTE (Literaturas.com – Libros, 2006) es el libro de ensayos literarios del escritor español Luis García (Oviedo, 1962). En sus páginas notamos la impronta de un autor inteligente y leído, su estilo es envolvente, como un fino estilete que de a pocos nos va revelando la esencia de la perdurabilidad de una novela, cuento o poemario, ofreciendo un constante diálogo de complicidades entre el escritor y lector. García es el Director de Contenidos de Literaturas.com, la web literaria en castellano más visitada, y también administrador del blog Las cartas del norte (http://lascartasdelnorte.blogspot.com/)

Gabriel Ruiz-Ortega / Siglo XXI

Por el título de tu libro, CARTAS DEL NORTE, podemos percibir que fue escrito bajo el ánimo de cierta intimidad hacia el lector.

Sí, esa era la idea. Yo escribía desde Asturias para un diario andaluz, El Correo de Andalucía. Así nacieron las Cartas del Norte, y he de confesar que el titulo no fue idea mía, más bien de José Luna Borge, quien dirigía por aquel entonces el suplemento literario La Mirada. También he de confesar que no era mi intención que mantuviera ese carácter unitario que después di en forma de libro, supongo que poco a poco las “cartas” fueron naciendo solas, se fueron configurando una tras otra hasta el resultado final. Aunque para publicar el libro he tenido que dejar muchas “cartas” en el cajón y he publicado solo aquellas que a mi parecer eran, digamos, las más literarias.

Se colige que escribes de los libros que te gustan.

Supongo que es más fácil escribir sobre aquellos libros o autores que te han marcado en tu vida. Por eso mis escritos son tan libres, escribo sobre Boris Vian, Rulfo, García Márquez, Julio Torri, Saramago…. De una manera quizás aparentemente muy anárquica. ¿Es más difícil hacerlo sobre un libro que no me llame la atención? Posiblemente no, todo es cuestión de oficio, aunque seguro que el crítico no pondrá idéntica pasión en ello. De hecho, hace tiempo que he tomado la determinación de no reseñar o escribir sobre aquellos libros que no me hayan gustado.

¿Y cómo definirías tu relación con la literatura?

¿Mi relación con la literatura? Supongo que es una mezcla de amor/odio, aunque suene a tópico. Lo cierto es que desde que recuerdo tener uso de razón (otro tópico) siempre me he visto leyendo, comprando libros, soñando…. Visitando asiduamente la biblioteca de mi ciudad, Oviedo, una de esas bibliotecas que suplían la escasez de libros con la comodidad que en ella sentíamos los que la disfrutábamos…. No sé si eso responde a tu pregunta. Pero si alguien me preguntara cuál es el primer recuerdo que de verdad tengo de mi relación con la literatura, este seria cuando cayó en mis manos un viejo ejemplar de LA MADRE de Máximo Gorki, que fui leyendo al calor de la cocina de carbón de mi abuela.

En el artículo “Novelas inéditas, novelas insólitas” das cuenta de la publicación de la novela LA FAMILIA FORTUNA, de Tulio Stella, que compitió en buena lid para alzarse con el II Premio Casa de América de Narrativa Innovadora, de la editorial Lengua de Trapo.

Tulio Stella tuvo su momento de gloria cuando consiguió el Premio de Novela Lengua de Trapo un año en el que el jurado pretendía dejarlo desierto. Creo que fue Vila Matas quien no se resignó y decidió “bucear” entre los innumerables manuscritos que había recibido la editorial hasta que descubrió una novela dividida en cinco partes (a la manera de 2666 de Bolaño). Después de aquello, Tulio Stella cayó en el ostracismo, o se convirtió en un nuevo Bartleby. Quién sabe….

Lo que hizo Vila Matas al “bucear” entre los manuscritos es interesante. Un acto de justicia. A veces los premios literarios se desdibujan porque no pesa tanto la calidad literaria, sino el nivel de relaciones de los agentes.

La historia de los Premios literarios, es muy curiosa. Yo puedo decir con moderado orgullo, que siendo pre-jurado de algún concurso literario, este siempre ha sido limpio. Al menos, hasta la selección final que el comité de lectura entrega al jurado. Lo que sucede después, cuando a este jurado le llegan cinco novelas, es otra historia. A mí personalmente no me molesta ese juego un tanto maquiavélico que hay entre editores, agentes y autores…. Al fin y al cabo la literatura es también una industria. Me molesta más, por ejemplo, cuando un escritor que gana un premio, al año siguiente se convierte en jurado de ese mismo premio para dárselo a quien se lo dio a él el año anterior, y así sucesivamente. Esto sucede con más asiduidad en la poesía, en donde la limpieza sí que brilla por su ausencia. Hay demasiadas capillas literarias, demasiados poetas y muy pocos premios. Y hay algunos renombrados críticos literarios y antólogos, empeñados en crear falsas escuelas literarias a golpe de talonario. Lo malo es cuando ese talonario lo pagamos todos, ya que siempre suele estar detrás alguna institución pública.

En este mismo capítulo también relatas la molestia de Luis Goytisolo, cuando era lector de Seix Barral, en relación a que nunca se haya publicado la novela LA GANDARA, que compitió en mesa con LA CIUDAD Y LOS PERROS.

LA GANDARA tiene una historia aún más peculiar. Yo conocía la historia por un artículo que había escrito Luis Goytisolo para ABC Cultural hace muchos años, y me impactó. Tanto fue así, que un buen día, meses después de hacerme eco de dicho artículo, y de escribir sobre LA GANDARA, al abrir el correo de mi ordenador me encontré un mail un tanto inquietante que venia a decir: “si quiere saber algo mas sobre LA GANDARA, llámame”. Y dejaba un número de teléfono de Barcelona. Resultaba que quien me había escrito era el abuelo del escritor de LA GANDARA, que estaba empeñado en publicar la novela, novela que por cierto conocía de referencia Luis Mateo Diez. Aquel hombre se ofrecía a enviarme un ejemplar para leerlo y para publicarlo en la incipiente editorial que habíamos creado en www.literaturas.com. Lamentablemente la novela había envejecido bastante mal y finalmente no se publicó, aunque dos años después llegó a estar en un catálogo de pre-publicaciones de Seix Barral. Continúa durmiendo en un cajón.

¿Quién era el autor? ¿A qué te refieres con el envejecimiento de LA GANDARA?

Ahora no recuerdo su autor, pero cuando hablo de envejecimiento me refiero a que se trataba de una novela de la posguerra civil española, ambientada en un opresivo ambiente rural. Me refiero a la forma que tenía de tratar a los personajes, la acción…. En fin. Sinceramente, preferiría haberme quedado con la intriga del artículo de Goytisolo. Era mucho más romántico.

Eres un conocedor de la actual narrativa española, ¿qué nombres te llaman la atención?

Actualmente estoy un poco desilusionado, quiero decir, que ya no me veo con aquella ilusión de hace veinte años cuando seguía lo que se llamaba la “nueva narrativa española”. Prefiero volver a los clásicos, y descubrir autores para mí inexplicablemente olvidados. Pero si tengo que dar algunos nombres, me quedo con Eugenia Rico, una escritora llamada a pasar a la historia de la literatura tanto por la forma de sus novelas como por lo que trasmite.Algún título de Rico que recomiendes.Eugenia Rico es una escritora especial, dotada de un talento como pocos escritores o escritoras actualmente. Así que recomendar algún titulo puede resultar difícil. Sin duda su última novela AUNQUE SEAMOS MALDITAS, es la mejor de todas, la segunda entrega de la tetralogía que sobre los cuatro elementos de la naturaleza se ha propuesto escribir. Pero como digo, se trata de una escritora que ya desde el comienzo de su carrera, desde LA EDAD SECRETA, o LA MUERTE BLANCA, apostaba por lo que hoy en día se denomina como “literatura fragmentaria”, esa que parecen haber inventado los Nocilla Dream y compañía. Y estamos hablando de hace muchos años….

Me parece muy interesante lo que hace Antonio Orejudo. Por ejemplo, su primera novela FABULOSAS NARRACIONES POR HISTORIAS está llamada a quedar.

Bien, FABULOSAS NARRACIONES POR HISTORIAS no la he leído, así que no puedo hablar de ella, aunque me consta que en su día tuvo muy buenas críticas. Sí que puedo hablar por ejemplo de VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN, o de RECONSTRUCCIÓN, dos novelas muy dignas e interesantes. Es un autor, Antonio Orejudo, al que procuro seguir.

Y hablando de la crítica, pienso que la que se escribe, en medios y en la academia, debe ser tomada como una opinión más. Es absurdo que una mala reseña, en medios sobre todo, genere odios imperecederos.

Es y debe ser una opinión más. Hay que distinguir entre crítica académica y crítica de medios, llamada a conseguir que un lector se interese por un escritor o novela determinada. Aunque hay quienes sostienen que una crítica literaria solo interesa a quien la escribe y al escritor reseñado, en España también es cierto que una mala crítica no siempre gusta, y a veces causa como tú dices “odios imperecederos”. Pero como decía antes, yo hace muchos años que he optado por no reseñar aquellos libros que no me gustan. Sencillamente los aparto.

Eres el Director de Contenidos de Literaturas.com, con más de 150.000 visitas por mes. ¿Encuentras mayores ventajas de difusión en el medio virtual que en los tradicionales?

Todos tienen sus ventajas y sus desventajas. Los dos son compatibles y no excluyentes, como algunos medios se empeñan en defender (sobre todo medios de papel). Creo que los llamados medios virtuales están llamados a cohabitar con los tradicionales y que cada uno tendrá su espacio. ¿Más ventajas? La inmediatez, la rapidez, la interacción con autores, editores……..

Y para terminar, por la lectura de CARTAS DE NORTE se deduce también que te gusta ser un Bartleby.

Sí, es una figura que me encanta, me apasiona. Te voy a contar una anécdota. Cuando comencé hace años, en esto del periodismo cultural, logré entrevistar a Saramago (un 11 de septiembre del 2001, para ser más exacto). Bien, pues de aquella entrevista me quedó la leyenda de que Luis García no existía, que era un heterónimo de algún periodista de Madrid. En fin.

lunes, 8 de junio de 2009

Círculos Literarios: Algo más que un Club

En el peculiar e histriónico mundo de la literatura, surgen a veces iniciativas más o menos novedosas que no por inverosímiles llegan a materializarse de muy diversas maneras. Todos deberíamos recordar aquí la ingente labor de un insigne escritor, músico e inventor que, llamado a revolucionar con sus artes los entresijos culturales del París de la posguerra, habría de pasar a la leyenda de los inmortales merced a sus obras, su música o a las fehacientes labores en las que se encontraba inmerso en aquel entonces. Todos deberíamos recordar, y por qué no, reivindicar con fuerza el buen quehacer literario de Boris Vian y una de sus obras más preciadas, La espuma de los días, auténtico manifiesto revolucionario en el que ya se apuntaban los principios programáticos de un selecto «club cultural» denominado «El Instituto de la Patafísica», del cual el propio Vian llegaría a ser junto a tantos nombres ilustres de nuestro siglo, caso de Raymond Queneau, Joan Miró, Marcel Duchamp o René Clair, sátrapa mayor para mayor gloria y honor del resto de los mortales. Boris Vian no fue sólo un escritor-músico-ingeniero y ocasional traductor. Fue la esencia misma de que el surrealismo, tal y como lo habríamos de estudiar en nuestras escuelas, era posible mucho más allá del manifiesto de Bretón, de las imágenes de Buñuel o de la memoria de Dalí. Boris Vian fue el inventor o creador, según se mire, de los «surprise-parties», rebautizados posteriormente como «tarte-parties», especie de fiestas o «alter ego» de las tertulias literarias del momento, en una de las cuales, por ejemplo, habría de tener lugar la ya famosa ruptura entre Camus y Merleau-Ponty, a la par que Sartre intentaba calmar los ánimos de los susodichos ajeno totalmente a los quehaceres culinarios que el propio Vian practicaba con Simone de Beauvoir.
Me viene esto a la memoria, (lo del Instituto de la Patafísica, se entiende, «Único Colegio que no se Proponía Salvar el Mundo», en clara contradicción con el Instituto de la Metafísica) porque recientemente he tenido la oportunidad de releer un libro que, editado por Tusquets y apadrinado por Luis Landero, sentaba los principios de otro insigne «Círculo Literario» aquí en nuestro país: «El Círculo Cultural Faroni». El libro, una selección de setenta y ocho relatos hiperbreves provenientes de las tres primeras convocatorias del «Premio Internacional de Relatos Hiperbreves», premio entre cuyas bases figura el que ningún relato debe de superar las quince líneas, no es sino la obligada manifestación artúrica de aquellos que inconscientemente hicieron de la escritura una convulsión transgresora de la realidad, de los excesos y de los necesarios imprevistos del fin del II Milenio. Conviene aquí hacer un paréntesis y decir que el «Círculo» nació al calor de Faroni, «Quijote mediático» del siglo veinte y acertado personaje, quizás alter-ego, de su creador, Luis Landero, en la novela Juegos de la Edad Tardía. Pero no vamos a hablar de Luis Landero o su obra, ni mucho menos de los honorables fines de tan peculiar «Círculo Cultural». No vamos a extendernos en un análisis concienzudo de los relatos (algunos verdaderamente magistrales) que se exhiben en el libro Quince líneas, ni tan siquiera a recomendárselo como lectura obligada para superar la depresión. No. Tan sólo he querido sacar a colación la existencia del «Club» en clara contraposición a otras antologías de relatos, para demostrar que a veces hace más el deseo de querer transmitir algo que la certidumbre de sentirse como un todo pasajero, lejos de cualquier otra indagación metafísica. El «Círculo» nació como tenía que nacer, según sus propios fundadores, en la trastienda de una pajarería de la calle Maudes de Madrid, al igual que «El Instituto de la Patafísica», me figuro que nacería al calor de algún cafetón del Barrio Latino parisino. Pero lo que sin lugar a dudas queda demostrado para todos aquellos que aún alimenten la sensibilidad con la lectura, es la inexcusable relación que se establece entre ambas entidades. Como Luis Landero reconoce en el prólogo a tan peculiar antología, jamás podría pensar que un personaje de novela, o mejor dicho, que un personaje nacido de la imaginación de dos personajes de novela, Faroni, pudiera desembocar en tan curioso desenlace. Lo que son las cosas. Rozando la inverosimilitud, alguien podría pensar que tal desviación no podría ser posible, precisamente por atentar contra uno de los principios sagrados de la creación literaria. Pero he aquí que unos mozalbetes, estudiantes de Filología, abogados, funcionarios o toreros, se encargan en la obra Quince líneas de echar al traste con toda una tradición literaria, que por más que lo neguemos se remonta hasta la época de Aristóteles.